Marko Jenšterle
Un pequeño país que pone el énfasis en su cultura


Si tuviera que explicarle a un argentino rápidamente quiénes son los eslovenos, lo mejor sería quizás decir que es el pueblo del que son oriundos los antepasados de Vlady Kociancich, una escritora cuyo nombre indudablemente se destaca entre los más relevantes de la literatura latinoamericana contemporánea. Pero éste no es, ni remotamente, el único contacto que existe entre la cultura eslovena y la argentina. Ambos pueblos ya han estado muy vinculados en el pasado, pues según algunas estimaciones en Argentina residen alrededor de treinta mil inmigrantes eslovenos, en tanto que el primer contacto cultural formal entre el recién nacido Estado esloveno y el "ápice de la cultura argentina" tuvo lugar con ocasión del ataque del Ejército Yugoslavo contra la Eslovenia independiente. Entre la multitud de literatos e intelectuales de renombre mundial que en aquel momento nos expresaron públicamente su apoyo, dos de excepcional importancia eran de Argentina. Eslovenia recibió el apoyo del escritor Ernesto Sábato y del Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. En la declaración que Sábato envió al entonces Ministro de Cultura de Eslovenia, el dr. Andrej Capuder (traductor de la novela Sobre héroes y tumbas), y que fue publicada por los diarios argentinos La Nación (7.7.1991) y El Cronista Comercial (9.7.1991), podemos leer, entre otras cosas, lo siguiente: "La salvaje invasión a la República de Eslovenia es una de las atrocidades típicas de este tiempo de desprecio. El agonizante stalinismo cobra todavía sus últimas víctimas y pretende mantener su tradición de invasiones y subyugamientos, como esclavizó más de un centenar de naciones durante la dictadura soviética e invadió a sangre y fuego Checoslovaquia y Hungría, donde murieron heroicamente mártires de la libertad, como ahora a Eslovenia, antigua y noble nación que sufrió tantas desventuras, hasta proclamar su independencia, sabiendo que, en condiciones de inferioridad material, iba a tener que enfrentarse con los tanques de esa seudofederación que, en virtud de la hipocresía semántica de esta época, es una férrea dictadura centralizada. Con apenas un par de millones de seres humanos, tiene el justificado orgullo de su gran cultura, identidad idiomática y espiritual."
Desde entonces y durante toda la década pasada, los contactos culturales continuaron fortaleciéndose cada vez más, pues ya en el año 1992, en el marco de las Jornadas Eslovenas que se desarrollaron del 3 al 7 de julio en el Centro Cultural General San Martín, una delegación de escritores, compuesta por Alojz Rebula, Zora Tavčar, el dr. Andrej Capuder, el dr. Aleš Debeljak, Drago Jančar y Jure Potokar, visitó Argentina y estableció contactos con la Sociedad Argentina de Escritores.
Sin duda, el mayor acercamiento de la cultura eslovena al público argentino fue la presentación del Teatro Mladinsko y de su obra Sheherezade de Ivo Svetina, bajo la dirección de Tomaž Pandur, en el Teatro Nacional Cervantes en el año 1994. Después de ofrecer cinco funciones, el grupo se vió obligado a brindar una función adicional a pedido del público, y el diario Clarín destacó a fines de 1994 a Sheherezade como la más relevante visita teatral de aquel año en Buenos Aires. De las numerosas críticas entusiastas, los eslovenos apreciaron especialmente la de Vlady Kociancich, publicada en la revista eslovena Rodna gruda (octubre 1994), en la que escribió también lo siguiente: "Triunfar en Buenos Aires no es nada fácil. Sheherezade de Ivo Svetina, una realización del Teatro Mladinsko de Eslovenia, dirigida por Tomaž Pandur, triunfó. Yo asistí al estreno, invitada por los organizadores. Sabía que sin comprender el idioma tendría que resignarme a mirar el esquema de la obra y no creí que pudiera permanecer sentada en mi butaca durante dos horas y media. Pero como todos los argentinos que estaban en la sala y que tampoco comprendían la lengua, caí bajo el hechizo de esta ópera originalísima, delicada y extraña, y no me moví ni pude apartar los ojos del escenario hasta el final." (Rodna gruda, no 10/1994)
Cuando a fines del mismo año, con ocasión del centésimo quincuagésimo aniversario del nacimiento del poeta esloveno Simon Gregorčič, el Ministro de Cultura, Sergij Pelhan, visitó Argentina y se reunió con el entonces Ministro de Educación y Cultura, dr. Jorge A. Rodríguez, y el Secretario de Cultura, Mario O'Donell, Eslovenia y su cultura ya era bien conocidas por sus interlocutores. Durante esa visita se descubrió un monumento dedicado al poeta Simon Gregorčič en uno de los centros de emigrantes eslovenos en Buenos Aires, con lo que nuevamente se señaló la importancia que reviste la cultura en la conciencia eslovena. No debemos olvidar que los eslovenos que viven en Argentina editan libros en idioma esloveno, y tienen incluso sus propias escuelas y su propio teatro. Precisamente, ellos mismos fueron los que ya en el año 1970 tradujeron el poema épico argentino Martín Fierro y lo publicaron en una lujosa edición; la obra fue reeditada posteriormente en el año 1995 en Eslovenia. Los eslovenos poseen un buen conocimiento de la literatura argentina, dado que hace ya un tiempo que disponen de traducciones de las obras fundamentales de Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Julio Cortázar y Tomás Eloy Martínez, así como de fragmentos de la obra de Vlady Kociancich, Abelardo Castillo y otros autores argentinos contemporáneos. María Kodama, la viuda de Borges, participó hace algunos años del encuentro de escritores que organiza anualmente el Centro Esloveno PEN en Bled, los medios de difusión informan regularmente acerca de las obras que publican los nuevos autores argentinos de renombre como Pedro Mairal, Daniel Sorín, Alejandro Dolina, Pablo Toledo, Raúl Vieytes, Leopoldo Brizuela y otros. Dos directores argentinos han puesto en escena en Eslovenia, con actores eslovenos, dos obras dramáticas argentinas contemporáneas. Osvaldo Bonet ha dirigido en el Primorsko dramsko gledališče de Nova Gorica la obra La Nona de Roberto Cossa, y Omar Viale ha dirigido en el Prešernovo gledališče de Kranj la obra Venezia de Jorge Accame.
Bastante menos intensos han sido los contactos con los países vecinos Uruguay y Chile, aunque efectivamente los hubo y, por cierto, de cierta relevancia. También con estos países la colaboración más importante se ha desarrollado en el área del teatro y la literatura. En el año 1996 el Teatro Mladinsko participó en la VII Muestra Internacional de Teatro en Montevideo con la obra Roberto Zucco, bajo la dirección de Matjaž Pograjc, llegando a la capital uruguaya desde Buenos Aires, donde presentó la misma obra en el Teatro Municipal General San Martín. En el año 1994, en el marco de su visita a Argentina, el entonces Ministro de Cultura, Sergij Pelhan, visitó a los eslovenos residentes en Uruguay y mantuvo conversaciones con representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores de Uruguay. En Montevideo existe la asociación de inmigrantes eslovenos más antigua de Latinoamerica, que aglutina en su mayoría a inmigrantes de Prekmurje. Se trata de la asociación Transmurana, fundada por los eslovenos ya en el año 1935 y que aún se mantiene activa. Los eslovenos de Uruguay aún hoy se enorgullecen de que Emilia Piria, que alguna vez fuera la más acaudalada uruguaya, haya sido eslovena,
oriunda de Ljubljana. Los uruguayos también tuvieron la oportunidad de acercarse a la literatura eslovena contemporánea. En el año 1996 la periodista Elisa Roubaud publicó en diario El País, con ocasión de la visita del Teatro Mladinsko, una extensa entrevista con el autor de estas líneas acerca de Eslovenia y su cultura, junto con algunos poemas y textos en prosa de Dane Zajc y Lev Detela, y, además, en el año 1999 publicó en el mismo periódico una extensa información sobre un cuadernillo titulado Cuatro autores eslovenos, editado para la gira que realizaron los escritores Svetlana Makarovič, Brane Mozetič, Andrej Blatnik y Drago Jančar por México, Venezuela y Colombia. El mismo grupo de escritores y poetas, levemente modificado, visitó más tarde también Brasil y España, y, ahora, están de gira en Argentina, Uruguay y Chile.
Lo mismo puede decirse con respecto a las relaciones con Chile, donde en el año 2001 el grupo teatral Primorsko dramsko gledališče de Nova Gorica presentó la obra La cantante calva, bajo la dirección de Vito Taufer, en el festival Teatro A Mil; el mismo año el Teatro Mladinsko presentó su éxito teatral ¿Quién le teme a Tennessee Williams?, bajo la dirección de Matjaž Pograjc. En el año 2002 los actores chilenos Marco Monsalve y Cecilia Carvajal estuvieron residiendo en Eslovenia, invitados por el Primorsko dramsko gledališče de Nova Gorica, participando en las funciones de dicho teatro, mientras que en el área de la literatura recibieron una buena acogida en este país dos cuadernillos de prosa y poesía eslovenas, editados en castellano por la Sociedad de Escritores Eslovenos y por el Centro Esloveno PEN. Una extensa información sobre ambos fue publicada por el periodista Marino Muñoz en los anos 1994 y 1996 en el diario El Magallanes que se edita en la ciudad de Punta Arenas, mientras que los medios de difusión impresos eslovenos publicaban en los titulares de noticias el éxito de que "la literatura eslovena logró llegar hasta Tierra del Fuego". Sobre la poesía eslovena, Marino Muñoz escribió, entre otras cosas, lo siguiente: "Si bien la poesía eslovena, como también su literatura en general, sufrió un quiebre substancial como producto de las acciones bélicas de la Segunda Guerra Mundial, cabe hacer presente que las promociones que le siguieron conservaron o superaron su calidad expresiva." (El Magallanes, 18 de febrero de 1996).
Por supuesto, los eslovenos conocen muy bien lo fundamental de la literatura chilena y uruguaya, dado que disponen de traducciones a su idioma de las obras de Pablo Neruda, José Donoso, Isabel Allende, Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti y de otros grandes autores. Nuestros medios siguen las trayectorias de los autores contemporáneos,
nuestros periódicos han informado sobre las nuevas obras de los chilenos Carlos Franz, Isabel Allende, Marcela Serrano, José Donoso, Volodia Teitelboim, y de los uruguayos Carmen Posadas, Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti y otros. Y uno de los objetivos de la presente visita de esta delegación de escritores a Argentina, Uruguay y Chile es precisamente hacer que se vinculen entre sí los autores contemporáneos.
Eslovenia es uno de los más jóvenes y pequeños Estados de Europa y del mundo, con una población de apenas 2 millones de habitantes, con una superficie de algo más de 20.000 km cuadrados, y sus fronteras limitan con Italia, Austria, Hungría y Croacia. Hasta la Primera Guerra Mundial perteneció al Imperio Austro-húngaro, pasando a formar parte de Yugoslavia después de 1918. Permaneció dentro del marco yugoslavo hasta 1991, año en que declaró su independencia. El país le ha concedido y le sigue concediendo una gran importancia a la cultura. Anualmente se editan aproximadamente 2.500 títulos; en Eslovenia existen alrededor de 150 casas editoriales. El Estado se preocupa por la preservación de la lengua y la cultura brindando subvenciones: alrededor del 7 % de todos los títulos editados se publican con apoyo del Estado. Las bibliotecas registran más de 5 millones de visitantes por año, y el número de lectores va en aumento. El 61 % de los eslovenos lee al menos un libro por año, con lo que el país ha logrado ubicarse en el más alto nivel europeo.
Los escritores eslovenos han desempeñado un papel importante en el proceso de la independencia de Eslovenia, pero ahora se dedican más específicamente a la literatura y se van abriendo cada vez más al exterior, lo cual queda claramente evidenciado en esta gira de escritores y poetas por Argentina, Chile y Uruguay.

Traducción Pablo Juan Fajdiga